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Un gran número de ballenas grises se están muriendo de hambre en el Pacífico Norte
Es mitad de enero en 2021, y las primeras ballenas grises de la población del Pacífico Norte del este han empezado a llegar
a las lagunas de reproducción en Baja California Sur, México.
Desde el inicio de su migración al sur de sus zonas de alimentación en altas latitudes, han habido muchos avistamientos de ballenas grises flacas a lo largo de su ruta migratoria. Esto ha generado preocupación entre los científicos, que el Evento de Mortalidad Inusual (EMI, un fenómeno inesperado durante el cual un número significativo de una población de mamíferos marinos muere), que empezó en enero de 2019, y en el cual hasta el momento se han confirmado 378 ballenas grises muertas (Y posiblemente muchas más han muerto de las que no tenemos registro), está entrando a su tercer año de duración. Aunque la causa principal detrás del EMI actual aún se desconoce, un estudio publicado esta semana en la revista científica Marine Ecology Progress Series, dirigido por el investigador de la Universidad Aarhus, el Doctor Fredrik Christiansen, sugiere que la inanición está contribuyendo a estas mortalidades.
Una hembra adulta de ballena gris varada en Laguna San Ignacio, México el 17 de marzo de 2019. La ballena medía 12.8m. Foto: Fabian Rodríguez-González.
La ballena gris (Eschrichtius robustus) es la única especie de la familia Eschrichtiidae, en honor al zoólogo danés Daniel Frederik Eschricht. Las ballenas grises realizan migraciones anuales entre sus zonas de alimentación, entre mayo y octubre, las ballenas acumulan una gran cantidad de reservas energéticas, principalmente en la forma de grasa, para soportar los costos energéticos de la migración y mientras están en las lagunas de reproducción. Tener las suficientes reservas energéticas es crucial para la reproducción y supervivencia de las ballenas grises, las cuales no se alimentan durante la migración y la época de reproducción.
Mary Lou Jones y Steven Swartz (Co-autor del artículo actual) condujeron la primera investigación y monitoreo de las ballenas grises de 1977 a 1982 en Laguna San Ignacio (LSI) en Baja California Sur, México. En 2006 junto con su colega el Dr. Jorge Urbán (También co-autor del artículo actual) iniciaron el Programa del Ecosistema Científico de Laguna San Ignacio (LSIESP), un proyecto de Ocean Foundation, que tienen una relación con la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y de colaboradores internacionales. En 2017, el Dr. Chistiansen de la Universidad Aarhus, y el Profesor Lars Bejder de la Universidad de Hawái en Manoa, se unió a LSIESP para estudiar la condición corporal de las ballenas grises con el uso de fotogrametría con la ayuda de un dron. La técnica involucra medir la longitud total y el ancho de las ballenas con fotografías verticales tomadas con drones encima de las ballenas, con las cuales se obtiene una medida de la condición corporal relativa de los individuos.
Ya en el segundo año de toma de muestras, los investigadores encontraron un declive marcado en la condición corporal en juveniles y adultos de ballena gris que visitan LSI. El declive también fue visible en 2019, al inicio del EMI actual. El declive en la condición corporal también coincide con un decremento en el número de madres con cría que se ven en LSI, lo que indica una reducción en la tasa reproductiva de las hembras. Un EMI similar ocurrió en 1999-2000, en el cual 651 ballenas grises muertas se reportaron a lo largo de la costa oeste de América del Norte. Durante ese evento, el cual sólo duró dos años, la población de ballenas grises declinó de ~21,000 animales en 1998 a ~16,000 en 2002, lo cual es equivalente a una pérdida de cerca del 25% de la población. Hasta la fecha los efectos del EMI actual se desconocen para esta población.
Tres ballenas adultas fotografiadas entre 2017-2019 en Laguna San Ignacio, México, mostrando la pobre condición corporal de las ballenas entre 2018 y 2019.
Fotos: Fredrik Christiansen (izquierda), Fabian Rodríguez-González (centro) y Hunter Warick (derecha).
Mientras el estudio del Dr. Christiansen y colegas sugiere que la supervivencia suprimida y tasa reproductiva de las ballenas gris durante el actual EMI es causado por inanición, los factores que causaron esta reducción en la condición corporal aún no se determina.
El hecho de que las ballenas grises en 2018 y 2019 llegaron a sus zonas de reproducción mexicanas en una deficiente condición corporal, indica que este declive debió de haber ocurrido durante la temporada previa de alimentación y/o en su migración al sur. Un declive en la disponibilidad de presas en sus principales zonas de alimentación es la explicación más probable de la actual EMI. Desde finales de 1980’s, ha habido un declive en la abudancia y biomasa de los anfípodos, la presa principal de las ballenas grises, en la Cuenca central de Chirikov, el área principal de alimentación para ballenas grises en el mar de Bering. Esto en turno, se cree que ha sido causado por el calentamiento de aguas del Ártico como un resultado natural y/o causado por el humano. De ser este el caso, EMIs como este se pueden hacer más frecuentes, lo cual puede resultar en un declive en los números de ballena gris en las décadas siguientes.
Mientras el mundo sigue batallando con la pandemia por COVID-19, los investigadores de LSIESP se están preparando para la temporada 2021 para, ojalá, estar un paso más cerca de entender el impacto total del EMI de ballena gris actual
Artículo científico:‘Poor body condition associated with an unusual mortality event in gray whales’ in: Marine Ecology Progress Series 658: 237-252.’ por Fredrik Christiansen (Autor correspondiente), Fabian Rodríguez-González, Sergio Martínez-Aguilar, Jorge Urbán, Steve Swartz, Hunter Warick, Fabien Vivier & Lars Bejder.
Contacto: Steven Swartz, LSIESP Co-Director, Email: kabloona15@verizon.net declive en los números de ballena gris en las décadas siguientes.